En otra noche de las que no queda voz para contarlas si no para cantarlas, lo que el viento pareció llevarse, vuelve a asomar por el marco de la puerta que (alguna vez) creí haber cerrado. Lo poco agrada y lo mucho se agradece, sigue intentándolo.
Atrapados en un plano secuencia rodeado del decorado de todo lo que imaginamos constituir y que se nos cayó encima. No te preocupes, sin prisa, quizás todavía siga esperando despierto a que vuelvas a aparecer en mis madrugadas (otra vez).
Al abordaje de sentirte cerca o por lo menos, de morir en el intento, sigo la cruz del mapa que dejaste antes de tirarte por la borda, sin mi Atormentando, aún no encuentro la tierra prometida y sigo buscándote, sin éxito. Quizás el tiempo no haga si no sepultar bajo tierra todo lo que antes estaba a flor de piel. Si me encuentras, por lo menos , devuélveme tu risa embotellada para dormir tranquilo.
Jaque mate de nostalgia, sin querer y por querernos, nos dejamos llevar por las mareas de quién no creía en la Odisea. Con los pies en la tierra y la mano sobre los hombros. Encuentro fortuito de dos estrellas apartadas de los focos de la realidad, buscando el infinito , y por qué no, un poco más allá.
En el alba de un agosto, desorientados, pensando en cómo no echar de menos aquello que no sabíamos que necesitábamos. Ni un hasta pronto, un hasta siempre.
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